martes, 4 de agosto de 2009

Agosto es de despedidas

Finalmente llegó el momento de partir, entre llamadas y mensajes sorpresas; con regalos inesperados y con trabajo pendiente.
Esta es la fachada de la que ha sido mi casa los últimos tres meses y medio.
Cada buen rato que pasé en Casa Ibero tiene ahora un buen lugar en mi memoria, junto a uno que otro momento de enfuria como diría Dianita.
Conocer a todos los de la casa me ha llenado de gusto y me deja tarea en qué pensar.
Todos saben que a la que voy a extrañar más es a la negra, que también quiero al blanco pero que ella, me hizo las mañanas y las noches menos largas. Cada vez que la cargo y la abrazo termino llorando un poco, quiero creer que se queda en el lugar y con la persona que debe estar.

Justo he recordado mucho la frase de un amigo, que suele poner al pie de sus correos: Disfruta de todo, aduéñate de nada; así ha sido la cosa con la Negra. No me ha pertenecido nunca, pero me sentí feliz de verla crecer, aunque me arañó y me tocó limpiar cuando Alejandro hacía dramas por su jardín.

Al Blanco ya le toca perder más veces cuando juegan, pero le sigue ganando en estrategias y en el elemento sorpresa porque la otra es bien confiada.
También extrañaré los días soleados que me hacían salir de la cama tan temprano, las siestas entre las 7 y las 9 para reponer fuerzas, los olores de cada menú extraño que nos daba por comer...

Nunca me acostumbré a regresar a casa viernes o sábado y volver a Casa Ibero en domingo, a veces me rendían tan poco los fines de semana que las semanas pasaron rápido, muy rápido.

Alejandro me amenaza diciendo que volveré a tener proyectos por Santa Fé; la señora Aidé me dice que les diga a los del proyecto que faltan cosas (y en realidad hay pendientes)... La casa misma me entrega su silencio para ponerme a pensar...

Para buena fortuna, la casa está por volver a estar llena, regresa José Carlos y probablemente su hermana; viene un Alejandro más (que los aguante el Mundo).
Partimos Álvaro y yo, él se va a algún otro lado donde encuentre inspiración.
Yo regreso a mis mundos intensos... con una ranita llamada "tirita" en honor al nene que me la regaló.
He caminado de ida y de regreso al proyecto para reordenar pensamientos y repasar los pendientes. He documentado durante las dos últimas semanas y me voy de espaldas al ver tanto trabajo que aún no logramos culminar con un cierre.

Ya he tenido momentos de descanso, momentos para despedirme en pausas de las mascotas, de la casa entera y de cada persona que me dio cobijo lejos de mi casa, donde ya se está armando la agenda porque mucha gente viene y va.

Se fue Nyu a Cancún para cumplir parte de sus planes; le extraño y le recuerdo con harto cariño. Ya no tengo cuello que morder.

Se fue la primavera que pasé casi por completo en Santa Fe y llegó un verano muy divertido.

Se fue la imagen de alguien que está por terminar de salir de mi entorno, porque ya no es lo mismo, porque tanta cosa que he aprendido a sentir le han rebasado ¡por fin!.

Se va César a los Ángeles dos años, de él tengo que tener presente su lección más importante: Creer en lo imposible. (Existe, pero no existe...)
Para quienes también leen mis crónicas de viaje, ésta es la foto de mi cama, justo antes de empacar; se ve mi oso, los ojos de tirita en medio de mi ropa y mis comodisimos tenis...

Me retiro de la casa en donde me cuidaron tanto y hasta me dieron permiso de no hacer mi cama...

Me despido de estos rumbos de caserones inmensos trepados en un gran cacho de cerro. Donde al principio creí firmemente que debía haber vacas...

Comi muy sano en el proyecto y tomé cafés de todo tipo a los que ya casi soy inmune.

. Escuché muchas de las rolas de mis CDs; me chuté las noticias de W Radio y los viernes de Pelmazo en 100.9 Beat.

... Me desvelé viendo Animé y Philadelphia

...... Me pasé noches incómodas pensando en cómo resolver y organizar las cosas del proyecto

.......... Me sorprendí escuchando instrucciones que me orientaron para no perder la calma

.............. Me dejé invadir por las noches de tormenta y truenos maravillosos

Soñé poco, realicé mucho.

Como dije al cumplir el primer mes: No ha sido fácil, no ha sido barato, pero sé que ha sido lo correcto.

Creo que mis amigas me han notado más cambiada de lo que me siento y eso sólo deben significar cosas buenas.

Seguro tendré proyectos no tan cerca de casa, incluso en la misma Santa Fe, pero dudo que alguno me obligue a volver a rentar; pero bueno, mejor lo dejo al tiempo, a las sorpresas y a mis intereses profesionales...

He recibido llamadas y mensajes inesperados, casi inmerecidos; al mismo tiempo son como la prueba de lo que dejé atrás para ver si realmente estoy lista para cosas nuevas.

Espero que el verano me regale buenos retos, nuevos proyectos y claro, nuevas formas de poner en práctica lo que he aprendido.

Sé que puedo ir a Casa Ibero a visitar a la Negra, a José Carlos y a los señores, pero al mismo tiempo, por ahora, necesito espacio para ver al verano con nuevas fuerzas y nuevas metas.

No todo fue hermoso porque pasé por ciertos tipos de nostalgia nuevos, me hicieron enojar y descubri momentos de enfuria que incluso provocaron granizadas... Pero ahora todo se resume en un enorme ¡Gracias!

De lo mucho que aún me falta por disfrutar en verano, ya será en DF, dejaré pueblo grande y podré bajar las escaleras de la casa, ir a la tiendita, al super, hasta iría a la iglesia...

Lo primero que hay que hacer ahora que ya es agosto es:
¡conseguir Nueces de Castilla!

Claro, también hay que terminar el proyecto, pero afortunadamente no es requerida mi presencia en Santa Fé, lo cual me da bandera para volver a casa, pero antes, terminar de documentar dominios, redes, cuentas, objetos...

Un buen rato de sol en una buena hamaca, con una buena caribe cooler, también me harían el día...

Todo lo que pido y deseo se toma su tiempo y se cobra su monto... he pagado el costo de dejar la casa para venir tan cerca de un trabajo que demandó mucho y al que le hemos dado mucho.

Ahora descansar es lo importante; revisar mi coxis y empezar a enderezarlo es ya una obligación, primero mi salud, después el mundo...

Esta última fue mi taza de café y junto a ella están las llaves que me permitieron entrar y salir, en el momento que fuera, a la hora que fuera...

De hecho, esa fue la única cláusula que pedí en el contrato de arrendamiento: entrar y salir a la hora que quisiera.

No soy de llaves y candados, no soy de enrejados y cámaras de vigilancia...

Soy de aires frescos, de noches de lluvia y puertas abiertas...

Vine a Casa Ibero para facilitar mi vida y rescatar tiempos para mí; conocí personas estupendas; me enamoré de un gran amor imposible que apenas tiene 5 meses y muerde...

Dedico a todos un par de suspiros y sonrisas; y ya de regreso a casa, sabré que cuando abrace a mi oso-almohada no miraré los ventanales que me llenaban de Sol; miraré a Tirita y calcularé el tiempo que me quede para no llegar tarde, oleré las flores que me pone Guillén junto a VacaMú y sabré que estoy en casa, mi gran casa.

Salova regresó al Mundo

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